¿De quién tenía miedo, Malú?

Carlos Quintero J.

La última vez que María T. A. vio con vida a su hija Malú R. T., eran las 23:15 horas del jueves 4 de agosto del 2016, cuando se acostaron a dormir en la casa ubicada en la calle Prolongación Ignacio Zaragoza, número 56, del Barrio de Santo Domingo de Tepoztlán.

Alrededor de las 02:30 horas de esa noche, Malú llamó a su cuñado Miguel Ángel C. C. porque alguien pretendía hacerle daño. El hombre, de profesión policía federal, comentó a su esposa Tania R. T. sobre la llamada de su hermana.

El joven acudió en auxilio de Malú. Al entrevistarse con ella, observó que llevaba en sus manos un tubo de metal. Ambos recorrieron la calle hasta un callejón oscuro y no encontraron a nadie.

Tanía dijo que Miguel Ángel regresó esa noche a las 04:00 horas a su casa. Le comentó que Malú, se encontraba muy asustada, trató de calmarla, le ordenó meterse y no que  no saliera de su casa.  

La mañana aun no clareaba y Juan H. V., de 39 años de edad, vecino del lugar, salió de su casa a las 06:35 horas rumbo a su trabajo. Al pasar frente a la casa, marcada con el número 56, observó a una persona tirada.

Juan observó que la persona movió su mano. Se acercó por curiosidad pero se espantó al mirar el rostro ensangrentado de la víctima. Le dio miedo y mejor decidió seguir su camino, no quiso verse involucrado en problemas.

Fue finalmente el velador de la casa, propiedad de una familia alemana, quien reportó sobre el hallazgo del cuerpo sin vida de Malú a su madre, María.

La Fiscalía General del Estado (FGE) inicio la investigación para esclarecer el crimen de la joven de 20 años de edad. El jueves 25 de agosto aprehendió a Miguel Ángel C. C., como principal sospechoso del homicidio.

La Coordinadora de la Unidad de Atención a Mujeres Víctimas de Delitos, Fabiola Jazmín García Betanzos aseguró a los familiares de la víctima que Miguel Ángel y Malú eran amantes y se trató de un crimen pasional.

No obstante para la familia “las cosas no cuadraban”: un falso dictamen, la manipulación en la declaración de Tania, la protección a un implicado, la desaparición de evidencias, el robo y la opacidad en la investigación de la policía criminal; envolvieron el caso.

La audiencia.

Una sala casi invadida por el silencio. Ese era el preámbulo de la audiencia de vinculación a proceso en contra de Miguel Ángel, imputado por el homicidio de su cuñada, Malú,

El hombre de 26 años de edad, de 1.70 de estatura, fijo su mirada al frente, parecía absorto en sus pensamientos.

Seis abogados deambulaban en el estrado, en espera del inicio de la audiencia programada a las 08:15 horas del martes 13 de septiembre de 2016.

Fabiola García, lleva puesto un vestido entallado color verde. Ella salió de la sala y se dirigió a otra contigua, en compañía de un fiscal, para platicar en privado.

Los litigantes Miriam Uribe Peralta, Víctor Javier Hernández Vega, ambos de traje sastre color gris oscuro, y su socio Juan Manuel Cuellar Miranda, de vestimenta casual, aguardaban sentados en el escritorio de la defensa, de vez en cuando se hablaban al oído. 

Un grupo de gente entró intempestivamente y atiborró las sillas vacías del área del público. Entre ellos la familia de la víctima y de la persona imputada.

El reloj digital marca las 09:03 horas. La jueza de Control de Garantías Elvia Terán Peña, entro y saludo a los presentes, después se dirigió al estrado y dio inicio a la audiencia, pidió disculpa por el retraso.

Esa mañana, la juzgadora tuvo que asistir a un evento cívico, en la 24 Zona Militar, junto con otros jueces para rendir honores a la bandera.

El abogado, Víctor Javier Hernández ofreció la declaración de cinco personas: el padre, la madre y la hermana de Malú, un vecino y la opinión de un médico legista además de un dictamen médico.

El primer testigo.

Sabino R. C. dijo contar con 44 años de edad, ser oriundo de Tepoztlán, y padre de la víctima. Con voz pausada y la mirada fija en la juzgadora, comenzó a narrar lo sucedido el día del homicidio.

Ese 5 de agosto, a las 06:40 horas, él estaba en su domicilio, ubicada a tres o cuatro casa de la escena del crimen, en el número 45 de la misma calle, y escuchó gritos, se asomó pero no vio a nadie.

Momento después apareció el velador de la casa en donde su esposa trabaja, y le dijo:

- ¡Algo le pasó a tú hija!, ve a verla- él corrió a investigar. Al llegar observó a María junto al cuerpo de Malú. A un lado observó un tubo galvanizado con rastros de sangre.

- ¿Qué paso?, ¿qué paso?- preguntó desesperado a la mujer.

- No sé, no sé… - respondió alterada.

Sabino ordenó a María llamar una ambulancia. Ella llamó al celular de su hija Tania R. T., a quien contó lo sucedido y a su vez le pidió comunicarse al número de emergencia.

Fue un momento de angustia. Los paramédicos arribaron al sitio y confirmaron el deceso de Malú. Días después se conoció la causa de su muerte: “hemorragia secundaría a traumatismo craneoencefálico severo”.

Sabino, de complexión robusta de 1.60 de estatura, cabello lacio entre canas, bigote, vestía una camisa a cuadros pequeños de color negro y blanco, pantalón de mezclilla y zapatos cafés.

El hombre continuo con su declaración, y mencionó que después del funeral, se dispusieron para atender los pendientes que había dejado Malú. Fue así que se dieron cuenta que ella tenía dos seguros de vida.

Para hacer validos dichos seguros, la empresa requirió el certificado de defunción y el dictamen médico de su muerte de su hija.

El 15 de agosto, la Fiscalía expidió los documentos, que a la postre fue el indicio que reveló una serie de irregularidades en la investigación del crimen.

Los abogados defensores presentaron a la jueza dicho dictamen médico el cual establecía un tiempo de muerte de 6 a 7 horas, al momento en que se realizó la necropsia.

Los litigantes también mostraron el documento a la Fiscal, Fabiola García, quien miró con desde el papel y no cuestionó ni objeto nada al respecto para desacreditar su veracidad.

Sin embargo no era nada extraña la actitud de García Betanzos. Su soberbia, mostrada en diversas audiencias, la caracteriza aunado a su falta de profesionalismo y lealtad como servidora público.

El testigo siguió con su declaración.

- Hay algo que a mí no me checa, no me pareció razonable porque en la primera audiencia, la Fiscal habló de un horario de 8 a 10 horas, y dijo que el crimen ocurrió pocos minutos después de las 4 de la mañana.

Ese argumento de la Coordinadora era para justificar y robustecer su teoría del caso. 

El padre de la víctima aclaró que su comparecencia en la audiencia era para declarar ante la jueza y pedir justicia y que el crimen de su hija se esclareciera.

Sabino mencionó que personalmente informó al comandante, Juan Carlos Tapia García que existían otras líneas de investigación. Entre estas la relación sentimental de Malú con una persona llamada Julio pero el policía nunca le hizo caso.

El hombre reveló que la Fiscalía fundo su acusación en el vídeo de una cámara de seguridad, localizada en una casa cercana, y se grabó a las 03:40 horas.

En la imagen aparecía a cuadro Malú y Miguel Ángel. Él lleva en sus manos un tubo y ambos caminaban por la calle empedrada en busca de alguien.

La mujer lleva en su mano un celular mientras su cuñado se dirigía a un callejón oscuro. Al cabo de un par de minutos regresó. No se vio ninguna discusión, ni pelea entre ellos.

- Mi hija, Daniela le llamó a mi yerno porque algunas personas le querían hacer daño, la acompañó, en el vídeo van con temor. Ella pidió auxilio y él bajo para apoyarla- dijo Sabino.

El declarante refirió que Juan Carlos Tapia, comandante responsable de la investigación, le mostró otro vídeo donde parecían dos camionetas pero este indicio nunca se agregó al expediente.

El segundo testigo

El viernes 5 de agosto, poco antes de las 5 de la mañana, María de 40 años de edad, despertó por el grito de su nieta. Esa madrugada la pequeña buscó en la cama a su madre, Malú pero no la halló por eso acudió con su abuela.

- Me grita: “boya”. Yo la abrazo. Veo las escaleras. Voy al baño y me regreso. Le marco como a las 05:20 horas y me manda a buzón- recordó la mujer.

María se hizo cargo de la niña, y se acostó con ella. No se preocupó por la ausencia de Malú, porque a veces recibía visitas nocturnas de su novio, Julio y salía a verlo.

Fue alrededor de las 6:40 horas que otro grito despertó a la mujer. Era el velador de la casa, quien le dijo:

- Tú hija esta tirada afuera- La mujer corrió frente a la casa y vio el cuerpo de su hija bañada en sangre. Se agachó y le habló:

- Mami despierta, mami despierta, ¡háblame!, ¡háblame!- gritó mientras zarandeaba a la joven de 20 años de edad. No respondió.

María abrazo a Malú y sintió su cuerpo aún tibio. Miró un tubo de metal junto a ella, el cual ya había visto antes en la esquina del portón de la casa.

La sangre cubría la cabeza de Malú. Ese liquido rojo se mezclo con la llovizna ligera que esa mañana cayó en Tepoztlán.

María refirió en su declaración a Julio, el supuesto novio de Malú, y dijo que el día de su muerte se hallaban disgustados.

Mariana, una amiga de su hija y de su novio, le habría contado en el funeral de su hija que Julio se comportaba un poco “raro”. Hablaba mucho sobre su muerte.

María recordó que su hija mencionó que Julio se encontraba en Acapulco pero Mariana contradijo a la mujer y aseguró que él había llegado esa madrugada del viernes. 

Respecto a la probable responsabilidad de su yerno Miguel Ángel, la mujer consideró que existían muchas irregularidades en la investigación de la Fiscalía.

- Desde un principio comenzaron a decir que mi hija y mi yerno tenían una relación sentimental. Los agentes policiales me dijeron que mi yerno había borrado los mensajes de whatsapp.

La Fiscal intentó evidenciar el sentimiento afectivo entre María y Miguel Ángel, de suegra y yerno, para tratar de desacreditar su testimonio pero la mujer fue categórica:

- Yo vine a declarar porque quiero que se aclare el homicidio de mi hija. Si mi yerno fue que pague sino fue no tiene por qué.

El tercer testigo

Tania Paola, la esposa de Miguel Ángel, aseguró que su declaración que rindió ante el agente del Ministerio Público, fue cambiada.

La mujer de 22 años de edad destacó que esa declaración quedo asentada en tres hojas, mismas que firmó, pero al revisarlas notó que la segunda página no tenía su rubricada.

- Omiten cosas y agregan cosas que yo nunca dije, entre estas que esa madrugada mi esposo llegó agitado y temeroso- mencionó Tania.

La joven acusó a los agentes de la Policía de Investigación y la propia Fiscal Fabiola García de realizar un cateo en su domicilio, y apoderarse de unas medallas de oro, dinero en efectivo y otros documentos.

Tanía también mencionó que García Betanzos le habría dicho en tono de burla:

- Oye, ¿tú sabes lo que se dice aquí en el pueblo? que tu marido anda con tu hermana-

La joven se mostró incrédula ante tal afirmación.

La Fiscal aseguró que Miguel Ángel iba por Malú a la Universidad pero Tania no se inmutó porque sabía que desde hacía varios meses, su hermana había dejado la escuela. Ese dato nunca lo supieron los investigadores.

La joven describió la forma en que eran tratados por las autoridades ministeriales: pasaron de ser víctimas a victimarios.

El cuarto testigo

La defensa de la persona imputada también ofreció la declaración de Juan de 39 años de edad, vecino del Barrio de Santo Domingo.

El hombre narró que el viernes 5 de agosto, se levantó a las 5:30 horas y salió de su casa a las 06:35; al caminar frente a la casa marcada con el número 56 observó, a una distancia de 7 metros, el cuerpo de una persona, y alcanzó a ver que movía ligeramente su mano.

- Vi a la persona muy ensangrentada, me dio miedo y seguí mi camino con rumbo a mi trabajo. Yo sigo caminando, tomo mi teléfono, le hago una llamada a mi hermana y le dije que había una persona tirada sobre la calle.

Un día después, Juan supo que la persona herida era hija de su vecina, María a quien conocía con el sobrenombre de la “Güera”. Fue en el velorio cuando le contó lo que él observó esa mañana.

El hombre destacó que ese día no se detuvo por miedo a ser implicado en algún problema y solamente se limitó a informó del hecho a su hermana.

- Yo soy muy creyente en Dios y lo que digo es la verdad- relató ante la jueza.

El peritaje

El médico legista Eduardo Sánchez Lasso, ofrecido por la defensa, dijo a la jueza que su intervención en el caso era para dar su opinión técnica respecto a los dos dictámenes de necropsia, realizados por la Fiscalía.

El primer protocolo establecía un tiempo de muerte de 6 a 7 horas, y el segundo de 8 a 10 horas. En el último de estos la agente del Ministerio Público fundó su teoría del caso para sostener la responsabilidad de Miguel Ángel por la muerte de Malú.

El médico especialista opinó que el primero de los dictámenes era el más acertado para esclarecer la hora de muerte de la mujer porque las características que presento el cadáver de la víctima era más acorde a los estudios científicos realizados.

El fallo

En su resolución, la jueza Elvia Terán Peña valoró las declaraciones de los cuatro testigos, el peritaje del médico legista y el dictamen médico, que nunca refutó la Fiscal.

- Nunca se ocupó de debatir ese dictamen- dijo la jueza.

Terán Peña criticó que de acuerdo con los datos de investigación no se obtuvo ninguna huella digital del tubo de metal para establecer científicamente la probable participación de la persona imputada en el crimen.

Debido a que la autoridad ministerial no contó que elementos de pruebas suficientes, y existieron muchas irregularidades, la jueza decretó la no vinculación a proceso penal a favor de la persona indiciado y ordenó su  inmediata libertad. 

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