"Yo no quería venir hoy": habla víctima


Carlos Quintero J.

Don José J. C. se pregunta así mismo y él sólo se responde:

- Yo no quería venir hoy ¿por qué? Porque es mucha lata. Nunca en mi vida había andado en estas cosas.

El hombre de la tercera edad, de pie en el área del público de la sala de audiencia, mira fijamente al juez de Ejecución, Javier Hernando Romero Ulloa. En tono de queja reclama.

- Yo desde un principio dije que no quería andar en estas situaciones. No quería ni recibir el dinero (200 pesos) de la reparación del daño. Yo quisiera que ya no me citaran porque pierdo más en pasajes y comidas que viniendo aquí.

La audiencia de ejecución, programada ese viernes 15 de marzo a las 14:00 horas, había sido convocada por Romero Ulloa para valorar un beneficio sustitutivo de la pena, solicitada por una persona sentenciada a dos años de prisión por robo.

Pero el expediente establecía, que en su momento, el juez de control Roberto Becerra López había sido omiso en informar sobre el cumplimiento de un requisito indispensable para obtener ese beneficio: la reparación del daño a las víctimas.

Por eso su homologo, Ulloa citó a la Agente del Ministerio Público, María V. M. C. para explicar, en audiencia pública, el destino del dinero que el abogado defensor de la persona sentenciada dijo que entregó a la Fiscalía.

- Agente del Ministerio Público: el defensor exhibió un escrito de copias certificadas para justificar el pago de la reparación del daño. ¿Qué tiene que decir al respecto?- preguntó con voz fuerte, Romero Ulloa.

María V. M. C. respondió ante una audiencia en la que, como muy pocas veces, acudió un grupo de servidores públicos que se congregó para conocer el caso que algunos ya habían juzgado con antelación en los pasillos del juzgado. 

Lo que muy pocos imaginaron es que María V. M. C. exhibiría en esa audiencia la labor deficiente que algunos asesores jurídicos brindan a las personas víctimas de un delito.

- Las víctimas fueron notificadas. No acudían. El juez diverso les dijo que no estaban obligadas a asistir, por eso no llegaban- Así comenzó su intervención la servidora pública que defendió la honorabilidad de su embestidura.

La mujer explicó que las cuatro personas víctimas de un asalto a ruta: José, Jesús, Jesús y Alberto (a quienes se les cuantificó un daño económico de 200, 40, 1000 y 1500 pesos) no acudían a las comparecencias.

Por ese motivo ella tuvo que ir a buscarlos hasta sus domicilios alejados, con sus propios recursos y sin contar con el apoyo de ninguno de los asesores.

   - Ahora sobran asesores jurídicos. Ponen en duda la honestidad de la suscrita pero somos los Ministerios Públicos, los que nos hacemos cargo de ellos (víctimas). No porque me hayan dado dinero alguno. No por bisnear o por dinero que no me corresponde- dijo.

Ella explicó que el juez de control dispuso dar directamente el dinero de la reparación del daño a las personas víctimas, y no en depósito judicial, por el monto y para evitar burocracia.

- Se trató de notificar a todos ellos para que acudieran a la audiencia pero no fueron localizados, cambiaron de número telefónico. Sólo está presente el señor, José J. C. quien no me dejará mentir sobre todo lo que digo.

El juzgador concedió la voz a la Asesora Jurídica, titular de la causa, quien reconoció públicamente que de “buena fe”, había firmado el escrito que daba por cumplida la reparación del daño a las víctimas aunque no le constó porque nunca estuvo presente.
 
En esta ocasión, el Asesor Jurídico de la víctima no se “adhirió a lo manifestado por el Ministerio Púbico” aunque fue evidente el desacierto de su labor para orientar, asesorar e informar a las víctimas del desarrollo del procedimiento penal.

Romero Ulloa sólo agacho la mirada y movió de un lado a otro su cabeza. Se dirigió al defensor a quien preguntó sí tenía algo que decir al respecto. El abogado defensor sólo solicitó el beneficio para su cliente y dar por cumplida la reparación del año.

Otro momento de sobresalto ocurrió al final de la audiencia. El Juez de Ejecución pregunto a la persona sentenciada si quería decir algo y él respondió: sí.

- ¿Sí? ¿Qué tiene que manifestar?- preguntó Ulloa a la persona sentenciada pero éste reitero que le concedieran la sustitución de la pena a compurgar por la libertad y el servicio a la comunidad por dos años.

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