El hombre que dejó de creer en la Justicia




Carlos Quintero J.

Don Nacho salió cabizbajo, desencajado y a toda prisa de la sala de audiencia, iba con rumbo a la salida del juzgado. Se sentía impotente con mucha rabia por la incapacidad del Ministerio Público.

-Toda la gente con la que platico, me dice: Tuviste valor vale pero mejor ¡ya veteeé! ¿Qué cosas quieres? Van a salir y te van a mataaar. Van a matar a tu familia ¡Todos me dicen lo mismooó!

El campesino de la tercera edad, de pelo y bigote canoso, por un instante pierde la voz, y al recuperarla dice:

-Ta´ triste todo esto amigo, la verdad. Lamentablemente uno desconoce de las leyes y... es difícil.

A punto del llanto, revira:

-Ahora estoy arrepentido de haber denunciado. No mi amigo ¡jamás vuelvo a denunciar!

Don Nacho recordó que el poblado del Higuerón vivió una serie de extorsiones, y el ayudante municipal tuvo a bien invitar a la secretaría de Seguridad Pública del estado, Alicia Vázquez Luna para que los ayudará.

Ella conoció de viva voz la demanda de los pobladores del Higuerón, quienes denunciaron a un grupo de personas que decían ser integrantes de la Familia Michoacana.

En un principio los ayudó pero después los abandonó.

Todo comenzó la mañana del 27 de mayo del 2012. Don Nacho estaba en su parcela en el municipio de Jojutla.

Cuatro hombres con armas largas llegaron hasta el campo y lo amenazaron.

-Párese porque tenemos orden de matarlo- después lo vendaron de los ojos con un pasamontañas.

Lo condujeron hasta un cañaveral, y él preguntó:

-¿Amigo, de qué se trata esto, pues?

- Quiero que me dé, millón y medio de pesos- le dijo uno de los agresores.

- Noo amigoo, yo no tengo dinero. Si ando aquí es porque miren: ando trabajando, tengo necesidad. Yo estoy bien amolado. Ustedes saben se acaba de morir mi hijo, mi mamá está enferma del corazón, no sean injustos por favor, digo.

Sin embargo no ceden y con palabras altisonante lo intimidaron hasta que finalmente la víctima negoció su libertad a cambio de conseguirles el dinero.

En esa ocasión, él identificó a uno de sus victimarios, de nombre de Manuel, vecino del lugar pero no lo denunció por temor a represalias.

-Yo no quiero problemas, dame la oportunidad para conseguirte la cantidad de 100 mil pesos pero quiero un trato de hombres. No te conozco, no me conoces- sentenció para sellar el pacto y acabar de una vez.

Al día siguiente realizó el pago de 50 mil pesos pero después, los extorsionadores exigieron un pago de 80 mil pesos.

Presa del pánico, Don Nacho no tuvo más opción que pagar para terminar con la pesadilla.

Sin embargo, el día tres de mayo, de nueva cuenta recibió una llamada telefónica.

-¡Hijo de tu pinche madre! ¿Qué crees que esto ya termino? No, esto va a ser cada quince días- dijo el extorsionador.

De nueva cuenta comenzó la presión, ahora le exigían un pago de 20 mil pesos que debería de meter en una bolsa y dejarla colgada en una tranca de la colonia El Higuerón.

Don Nacho decidió pagar y pensó: "Ojalá que ahí muera todo".

No fue así, el día 16 de mayo recibió un mensaje, que dejaron frente a la casa de uno de sus familiares.

Otra vez le exigían un pago o sino irían a matarlo.

Fue por eso que finalmente cansado de esta situación, el hombre se armó de valor y denunció el hecho a la Procuraduría General de Justicia (PGJ) del estado.

La víctima realizó un pago final de 10 mil peso que dejó cerca de la casa de Anatalia, una curandera, vecina del lugar, a quien identificado como la líder del grupo criminal pero que nunca quiso contarle a nadie para no exponerlos.

Ella en complicidad con sus hijos, entre ellos Armando y Manuel, y otros familiares eran reconocidos porque extorsionaban a los pobladores de la zona.

Agentes de la Policía Ministerial y la Policía Federal Preventiva realizaron un operativo, al momento que recogían el botín, la madre y uno de sus hijos, fueron detenidos además de otros dos jóvenes.

Los presuntos fueron llevados a juicio. El día 30 de septiembre, un Tribunal de justicia oral absolvió a Anatalia, Armando, Juan Carlos y Omar porque la Agente del Ministerio Público, Angelica Dane Luna Vázquez no integró bien la carpeta de investigación, dijo el Tribunal.

Otros errores fueron que algunos testigos no acudieron a declarar, otras pruebas no se presentaron. Eso repercutió en que los jueces no tuvieran elementos suficientes para sentenciar a los acusados.

Es por eso que ese día, Don Nacho salió casi corriendo del juzgado, buscando la esperanza en una justicia divina: "Lamentablemente me toco perder, ni modo. Que Dios se encargue de ellos, ni modo".











  

Comentarios

Entradas populares de este blog

La esposa incómoda del nuevo Fiscal de Morelos

Contador asesinado quería denunciar corrupción de notarios de Morelos

El prestigio del Notariado, en entredicho: Patricia Mariscal Vega